

El niño o la niña que se hurga la nariz

El acto de hurgarse la nariz comienza con una solución inocente pero eficaz a problemas obvios. Por desgracia, es bastante desagradable y además inaceptable socialmente, lo que significa que es un comportamiento que hay que erradicar.
Este hábito, como cualquier otro, puede ser erradicado eficazmente sin necesidad de continuas regañas. A continuación se describen algunos procedimientos con esta finalidad:
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El niño que se hurga la nariz no piensa que está haciendo algo incorrecto. Para él es algo normal, como rascarse la barriga cuando le pica.
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Pídale que se sienta frente al espejo y se mire mientras se hurga la nariz.
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Dígale por qué la gente piensa que es un hábito desagradable y por qué no les gusta mirarlo.
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Explíquele que si se quita los mocos puede caer enfermo ya que los pelillos y mucosidades que existen sirven para atrapar las materias extrañas.
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Enséñele formas socialmente más aceptables de limpiarse la nariz.
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Evite que la nariz del niño se reseque demasiado.
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Consulte con el medico sobre el uso de un humidificador y otras medidas de prevención.
Enséñale a sonarse la nariz con la boca cerrada, tapándose una fosa mientras expele el aire por la otra.
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Hay que elogiar sus esfuerzos.
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Explíquele lo orgulloso que sé siente de que haya elegido una forma sana y educada de cuidar de si mismo.
Observe al niño durante varios días y haga una lista de los lugares y horas en los que se le ha visto con los dedos en la nariz. Cuando haya determinado donde y a que horas suele hacerlo, asegúrese de que mantiene las manos ocupadas con otras actividades en tales ocasiones.


Cómo actuar
